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Reflexión III domingo de Cuaresma

La fe del pueblo de Israel tenía dos pilares fundamentales sobre los que se asentaba: la ley y el templo. Como hemos escuchado hoy en la primera lectura, la ley había sido entregada por Dios al pueblo, luego de salir de Egipto, y como una señal de la alianza de Dios con Israel y que se sintetiza en esas palabras: “Ustedes serán mi pueblo y yo seré su Dios”. Pues si Israel es el Pueblo de Dios, deberá responder siempre al amor y la misericordia con las que Dios los ha elegido, guardando fidelidad a la alianza expresada en los mandamientos. Los mandamientos no son entonces unas simples imposiciones que atacan la libertad del hombre, ni son una carga; son por el contrario un camino de vida que Dios propone a Israel, para que cumpliéndolos, pueda alcanzar la felicidad. El templo por su parte, desde la época de su construcción en tiempos del rey Salomón, era la señal de la presencia de Dios en medio del pueblo, y era el lugar al que el Israelita piadoso podía acudir para levantar su...

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Reflexión II Domingo de Cuaresma

“Este es mi Hijo amado, escúchenlo”. A partir del día en que Pedro confesó que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios vivo, el Maestro "comenzó a mostrar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén, y sufrir [...] y ser condenado a muerte y resucitar al tercer día" (Mt 16, 21): Pedro rechazó este anuncio (cf. Mt 16, 22-23), los otros no lo comprendieron mejor (cf. Mt 17, 23; Lc 9, 45). En este contexto se sitúa el episodio misterioso de la Transfiguración de Jesús (cf. Mt 17, 1-8 par.; 2 P 1, 16-18), sobre una montaña, ante tres testigos elegidos por él: Pedro, Santiago y Juan.  El rostro y los vestidos de Jesús se pusieron fulgurantes como la luz, Moisés y Elías aparecieron y le "hablaban de su partida, que estaba para cumplirse en Jerusalén" (Lc 9, 31). Una nube les cubrió y se oyó una voz desde el cielo que decía: "Este es mi Hijo, mi elegido; escúchenlo" (Lc 9, 35). Por un instante, Jesús muestra su gloria...

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Reflexión I Domingo de Cuaresma

Hay un elemento que en los relatos bíblicos aparece con bastante frecuencia: junto al diluvio (castigo) aparece el arcoíris (alianza), junto al momento de la caída viene la oportunidad de levantarse, junto al pecado viene la oferta de salvación, que junto a la tentación llega el anuncio de la Buena Noticia. El Evangelio está lleno de experiencias que comunican el misterio del bien y de la misericordia a Dios. En este tiempo de Cuaresma esa impresionante fuerza transformadora de la gracia de Dios ocupará un puesto relevante, la llamamos conversión. Un don del mismo Espíritu de Dios que nos ayuda a volver nuestro corazón hacia Aquel que es el camino, la verdad y la vida. Considero que muchas veces hemos aprovechado el relato sobre las tentaciones de Jesús en el desierto para hablar de la fragilidad del ser humano y hacer un llamado a la resistencia frente a la influencia del mal. Pero qué tal si cambiamos un poco el enfoque y nos centramos en la naturalidad con que el Marcos platea ese...

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Reflexión VI domingo ordinario

La semana anterior en el Evangelio escuchábamos a Jesús que invitaba a sus discípulos a salir de Cafarnaúm para dirigirse a otros pueblos para anunciar también allí la novedad del Reinado de Dios. Pues bien, en este camino de anuncio de la Buena Noticia nos encontramos ahora con esta escena del Evangelio que acabamos de escuchar y que en la lógica del Evangelio de Marcos en la que Jesús predica, no con palabras sino con obras, constituye una nueva enseñanza para sus discípulos. La escena del Evangelio es muy significativa: nos encontramos a un leproso que sale al encuentro de Jesús. En la primera lectura que hemos escuchado, el libro del Levítico nos ha presentado toda la reglamentación legal que Israel tenía para alguien que sufría de lepra: se consideraba que su enfermedad era necesariamente un fruto del pecado, y por lo tanto era tomado como una persona impura, por lo que debía vivir fuera de la ciudad y alejado de la comunidad. La lepra era en verdad toda una desgracia para quien...

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Reflexión V Domingo ordinario

Sin duda alguna, una de las páginas más fascinantes de la Sagrada Escritura es el libro de Job: se trata de la historia de un hombre bueno que cae en desgracia y se ve aquejado por las enfermedades, que parecen robarle la alegría de vivir, sin que pueda hallar refugio ni respuesta a sus males. Justamente el texto que hemos leído hoy en la primera lectura, revela todo el drama existencial que debe enfrentar Job, cuando viéndose cubierto de sufrimientos y angustias, comienza a perder el horizonte de la esperanza, por eso lo escuchábamos exclamar con dolor profundo: “me han tocado en suerte meses de infortunio y se me han asignado noches de dolor…, mis ojos no volverán a ver la dicha”. Pero éste no es sólo el drama de Job, sino también el de muchos de nosotros, o mejor, el de todos nosotros, porque ¿quién en su vida no ha experimentado el dolor? ¿quién no ha tenido que pasar por sufrimientos y angustias? ¿quién no ha pasado por el difícil momento de la enfermad? Es el drama de nuestra...

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Reflexión IV Domingo tiempo ordinario

En estos domingos pasados hemos estado reflexionando en la llamada de Jesús a cada uno de sus apóstoles y por ende también reflexionamos en la llamada particular que nos ha hecho a cada uno de nosotros.  Después de la llamada el Señor quiere que seamos verdaderos discípulos suyos y por eso hemos entrado a la escuela del discipulado de Jesús Maestro, es una escuela particular en la que se aprende no con enciclopedias, libros o manuales, sino en la que se aprende observando las cosas de cada día, lo cotidiano y claramente poniendo mucha atención a las palabras y obras de Jesús. El Señor nos invita a ser sus discípulos, y la actitud que hoy nos pide el Señor es la de escuchar atentamente su voz, como hemos dicho en el salmo responsorial, y al escuchar su voz no endurecer nuestro corazón.  Endurecer el corazón es el mayor de los errores que podemos cometer, pues nos volvemos sordos a los mandatos del Señor y nos volvemos ciegos para observar las maravillas que él obra en...

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Reflexión III Domingo Ordinario

Hemos escuchado en la primera lectura que se nos ha proclamado en la Liturgia de la Palabra de este domingo, uno de los episodios más emblemáticos de todo el Antiguo Testamento: la predicación de Jonás en Nínive que suscita la conversión del pueblo y el perdón del Señor. La ciudad de Nínive fue la gran capital del imperio asirio, que en su momento de mayor esplendor logró expandirse y someter incluso al pueblo judío, siendo una gran potencia política y militar. El pueblo de Israel siempre miró con recelo a este pueblo, por considerarlo como opresor, y por eso no ahorraba calificativos para referirse a los ninivitas como hombres malvados y alejados del Señor. Sin embargo, el libro del profeta Jonás nos revela que a pesar de que Nínive fuera una ciudad contaminada con los vicios de la corrupción del poder y del dinero, Dios tenía reservado para ellos un plan de salvación que se cumple por medio de la predicación de Jonás, quien entra en la ciudad proclamando la inminente destrucción de...

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Reflexión II Domingo tiempo ordinario

Estamos al inicio del tiempo ordinario, (comenzado ya con el bautismo del Señor, el domingo anterior) y la liturgia nos propone una rica mesa de la Palabra en clave vocacional: La historia del profeta Samuel al servicio del templo junto al profeta Elí;  y, esta al instante, ha recibido la acertada y reconocida respuesta del salmo 39: “Aquí estoy Señor para hacer tu voluntad” anticipada ya en el triple “Aquí estoy, porque me has llamado” del Joven Samuel, aludiendo al “3 veces Santo” y su respuesta inducida por el sacerdote “Habla que tu siervo escucha”. Samuel ha nacido de padres avanzados en edad y estériles, por eso cumpliendo lo ofrecido al Señor, a cambio del benevolente don de su concepción, ha sido consagrado al templo, donde recibió la llamada del Señor, en un tiempo en el cual no eran comunes estas manifestaciones. Este es el profeta que unge y acompaña la misión del rey mesiánico, David que, a saber, era también un muchacho cuando aquello sucedió. El...

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Reflexión Bautismo del Señor

Celebramos unidos a toda la Iglesia la fiesta del Bautismo del Señor; es una fiesta muy significativa, porque con ella cerramos todo el ciclo de las fiestas de la Navidad con las que contemplamos el nacimiento del salvador, y comenzamos ahora la contemplación del ministerio público de Jesús, que se inicia justamente con su bautismo en el Jordán. El Bautismo de Jesús es una señal del profundo amor de Dios que ha venido para salvarnos de nuestros pecados. No podemos olvidar que Juan realizaba un Bautismo de conversión con el que se pedía el perdón de los pecados; y sin embargo Jesús, que no tenía pecado, va hasta las aguas del Jordán para mostrar con ese gesto su unión total con nuestra humanidad, el misterio de su abajamiento por amor. Él que siendo Dios se ha hecho hombre para elevarnos y llevarnos de nuevo a compartir la vida de Dios, ha querido bajar hasta las aguas del Jordán para mostrar con ello su unión total con el hombre, compadeciéndose de nuestros pecados para perdonarnos y...

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Reflexión Epifanía del Señor

En el marco de este tiempo de la Navidad, la Iglesia nos regala la Solemnidad de la Epifanía del Señor; una invitación para contemplar de nuevo al niño de Belén y descubrir en su sencillez de niño la manifestación de Dios que viene a salvarnos.  Bien lo había profetizado Isaías cuando mirando a lo lejos dijo: “Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros el principado. Y se llamará Admirable consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de Paz”. En Jesús, el niño nacido en Belén, Dios ha salido definitivamente de su lejanía para hacerse completamente cercano a los hombres. Ya no es sólo el Dios que se manifiesta en su creación o por medio de mensajeros escogidos por Él y que recibían sus revelaciones; ahora Dios se ha manifestado en la humildad de nuestra carne para pronunciar una palabra definitiva sobre nuestra historia; ahora, más que nunca, podemos experimentar al Emmanuel, al Dios-con-nosotros. Ese es justamente el mensaje que quiere darnos el...

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